Yo voy a mandar un diluvio que inundará la tierra y destruirá todo lo que tiene vida en todas partes del mundo. Todo lo que hay en la tierra morirá.

Yo pediré cuentas a cada hombre y a cada animal de la sangre de cada uno de ustedes. A cada hombre le pediré cuentas de la vida de su prójimo.

yo te daré toda la tierra que ves, y para siempre será tuya y de tus descendientes.

Yo haré que ellos sean tantos como el polvo de la tierra. Así­ como no es posible contar los granitos de polvo, tampoco será posible contar tus descendientes.

Yo no quiero nada para mí­, excepto lo que ya comieron los criados. En cuanto a los hombres que me acompañaron, es decir, Aner, Escol y Mamré, ellos tomarán su parte.

Entonces Sarai le dijo a Abram: --¡Tú tienes la culpa de que Agar me desprecie! Yo misma te la di por mujer, y ahora que va a tener un hijo se cree más que yo. Que el Señor diga quién tiene la culpa, si tú o yo.

Deberán cortarse ustedes la carne de su prepucio, y eso servirá como señal de la alianza que hay entre ustedes y yo.

Yo lo he escogido para que mande a sus hijos y descendientes que obedezcan mis enseñanzas y hagan todo lo que es bueno y correcto, para que yo cumpla todo lo que le he prometido."

Yo tengo dos hijas que todaví­a no han estado con ningún hombre; voy a sacarlas para que ustedes hagan con ellas lo que quieran, pero no les hagan nada a estos hombres, porque son mis invitados.

Yo estoy contigo; voy a cuidarte por dondequiera que vayas, y te haré volver a esta tierra. No voy a abandonarte sin cumplir lo que te he prometido."

Yo soy el Dios que se te apareció en Betel, allí­ donde tú consagraste la piedra y me hiciste una promesa. ¡Vamos! Levántate y vete de este lugar; regresa a la tierra donde naciste.' "

Yo bien podrí­a hacerles daño a todos ustedes, pero anoche me habló el Dios de tu padre y me dijo: 'Escucha, no le hables a Jacob en forma brusca.'

Yo tení­a la copa del faraón en la mano, y tomaba las uvas y las exprimí­a en la copa. Luego, yo mismo poní­a la copa en manos del faraón.

Yo te respondo por él; a mí­ me pedirás cuentas de lo que le pase. Si no te lo devuelvo en este mismo lugar, seré el culpable delante de ti para toda la vida.

Yo le dije a mi padre que me harí­a responsable del muchacho, y también le dije: 'Si no te lo devuelvo, seré el culpable delante de ti para toda la vida.'

Habla con él, y explí­cale todo lo que tiene que decir; yo, por mi parte, estaré con él y contigo cuando hablen, y les daré instrucciones de lo que deben hacer.

Después el Señor le dijo a Moisés: --Cuando llegues a Egipto, pon toda tu atención en hacer ante el faraón las maravillas que te he dado el poder de realizar. Yo, por mi parte, voy a hacer que él se ponga terco y que no deje salir a los israelitas.

Por lo tanto, ve a decir a los israelitas que yo, el Señor, voy a librarlos de su esclavitud y de los duros trabajos a que han sido sometidos por los egipcios. Desplegaré mi poder y los salvaré con grandes actos de justicia;

Pero cuando eso suceda, haré una excepción con la región de Gosen, donde vive mi pueblo. Allí­ no habrá un solo tábano. Así­ sabrás que yo, el Señor, estoy en este paí­s.

Yo podrí­a haberte mostrado mi poder castigándote a ti y a tu pueblo con una plaga, y ya habrí­as desaparecido de la tierra;

Esa noche yo pasaré por todo Egipto, y heriré de muerte al hijo mayor de cada familia egipcia y a las primeras crí­as de sus animales, y dictaré sentencia contra todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor, lo he dicho.

Yo voy a hacer que los egipcios se pongan tercos y los persigan; entonces mostraré mi poder en el faraón y en todo su ejército, y en sus carros y caballerí­a.

Les dijo: "Si ponen ustedes toda su atención en lo que yo, el Señor su Dios, les digo, y si hacen lo que a mí­ me agrada, obedeciendo mis mandamientos y cumpliendo mis leyes, no les enviaré ninguna de las plagas que envié sobre los egipcios, pues yo soy el Señor, el que los sana a ustedes."

Tomen en cuenta que yo, el Señor, les he dado un dí­a de reposo; por eso el sexto dí­a les doy comida para dos dí­as. Así­ que el séptimo dí­a cada uno debe quedarse en su casa y no salir de ella.

Yo estaré esperándote allá en el monte Horeb, sobre la roca. Cuando golpees la roca, saldrá agua de ella para que beba la gente. Moisés lo hizo así­, a la vista de los ancianos de Israel,