A la mujer le dijo: «Cuando tengas tus hijos, ¡haré que los tengas con muchos dolores! A pesar de todo, desearás tener hijos con tu esposo, y él será quien te domine».

Noé tuvo tres hijos, que fueron Sem, Cam y Jafet.

»Sin embargo, voy a hacer un trato contigo. Tú, tus hijos, tu esposa y tus nueras entrarán en la casa flotante,

«Quiero que salgas ya de la casa, junto con tus hijos, tu esposa y tus nueras.

Así fue como Noé salió de la casa, junto con sus hijos, su esposa y sus nueras.

Además, Dios bendijo a Noé y a sus hijos, y les dijo: «Quiero que tengan muchos hijos, y que sus descendientes llenen la tierra.

»Lo que yo quiero es que ustedes tengan muchos hijos, y que sus descendientes llenen la tierra».

Después de la inundación que destruyó la tierra, Sem, Cam y Jafet tuvieron sus propios hijos. Esta es la lista de sus descendientes:

Abram se casó con una mujer llamada Sarai, la cual no podía tener hijos. Nahor se casó con una mujer llamada Milcá, que era hija de Harán. La otra hija de Harán se llamaba Iscá.

Abram tenía ya diez años de vivir en Canaán, y su esposa Sarai aún no había podido tener hijos. Pero como ella tenía una esclava egipcia que se llamaba Agar, le propuso a su esposo: «Abram, como Dios no me deja tener hijos, acuéstate con mi esclava y ten relaciones sexuales con ella. Según nuestras costumbres, cuando ella tenga un hijo ese niño será mío, porque ella es mi esclava». Abram estuvo de acuerdo. Entonces Sarai tomó a su esclava y se la entregó a su esposo.

Abraham y Sara ya eran muy ancianos, y Sara no estaba ya en edad de tener hijos,

Un día, la hija mayor le dijo a su hermana menor: «Nuestro padre ya está muy anciano, y no hay por aquí ningún hombre con el que podamos casarnos para tener hijos.

Entonces Abraham le pidió a Dios que sanara a Abimélec, y Dios lo hizo. Además, Dios permitió que la esposa y las esclavas de Abimélec pudieran volver a tener hijos,

Rebeca no podía tener hijos, así que Isaac le pidió a Dios por ella. Entonces Dios atendió a sus ruegos, y Rebeca quedó embarazada.

Mi deseo es que el Dios todopoderoso te bendiga y te dé muchos, muchos hijos. Deseo también que te conviertas en una gran nación.

Como Dios vio que Jacob rechazaba a Lía, permitió que ella tuviera hijos, pero a Raquel no se lo permitió.

Una vez más, Lía quedó embarazada, y cuando el niño nació, ella dijo: «Esta vez alabaré a Dios». Así que le puso por nombre Judá, que significa «alabanza». Y no volvió a tener más hijos.

Cuando Raquel se dio cuenta de que no podía tener hijos, se puso celosa de su hermana. Por eso le dijo a Jacob: —Si no me das hijos, ¡me muero!

Cuando Lía se dio cuenta de que ya no podía tener más hijos, tomó a su esclava Zilpá y se la dio a Jacob como esposa.

Tiempo después de que José nació, Jacob le dijo a Labán: —Dame mis esposas y mis hijos, pues por ellos te he servido. Déjame regresar a mi país.

pero ese mismo día apartó la mayoría de los carneros de piel manchada, de las cabras moteadas y manchadas, y de los corderos de color oscuro, y los puso al cuidado de sus hijos.

Toda la riqueza que Dios le ha quitado a nuestro padre, es nuestra y de nuestros hijos. Así que haz todo lo que Dios te diga.

Al frente de todos puso a las esclavas y a sus hijos; detrás de ellos puso a Lía y a sus hijos, y hasta atrás puso a Raquel y a José;

Luego, al ver Esaú a las mujeres y a los niños, preguntó: —¿Quiénes son todos estos? Jacob le contestó: —Dios ha sido bueno conmigo y me ha dado todos estos hijos.

Lo mismo hicieron Lía y sus hijos, y también José y Raquel.